jueves, 25 de abril de 2013


EL PARTE DE LA FORTUNA Y LA RECOMPENSA KARMICA
Uno de los aspectos más intrigantes de la astrología, así como uno de los más representativos, es el de la suerte. Aunque con anterioridad ya se han dado definiciones menores de este punto tan especifico en el Horóscopo, ningún trabajo ha sido todavía capaz de especificar con claridad el significado exacto de esta importantísima área del mapa natal: la Parte de la Fortuna. Simboliza el lugar del Horóscopo a través del cual el Sol, la Luna y el Ascendente están en la mejor armonía que puede existir entre ellos y se expresan fácilmente como la mejor ventaja para el individuo. Cuando el hombre experimenta altibajos, desgracias y tribulaciones, le mantiene un rayo de esperanza que apunta hacia la prosperidad final de su destino. Cuando la vida cotidiana se vuelve contra él, sabe que en adelante habrá días mejores. Durante estos días, cuando sienta una mayor felicidad en su interior, puede tener la impresión de que sus pensamientos, emociones y actividades le están acercando a la meta que su alma desea sinceramente. Más allá de sus necesidades inmediatas, cada hombre tiene en si mismo la estructura de sus aspiraciones. Es este marco de ideales el que le muestra la diferencia entre el bien y el mal. Cuando un hombre se demarca de sus limites, pierde su sentido del bien y del mal; si permanece dentro de ellos, le resulta fácil comprender que todo lo que conduce a los ideales está bien y todo lo que le aleja está mal. Así, el concepto de bien y mal para cada individuo no es tanto producto de la moralidad de la sociedad en que vive como de los medios a través de los cuales puede reconocer todos esos ideales intangibles que ha definido para si mismo como sus objetivos particulares. Conseguirlos le proporcionaría toda una vida de júbilo. Ninguno de nosotros está tan viejo o cansado como para creer en cuentos de hadas o en la presencia de algún dios; espera el definitivo sueño lejano más allá del horizonte de su propia imaginación. Es este intangible sentimiento de esperanza lo que da al hombre no sólo su entusiasmo por la vida y su deseo de conseguir más que sus logros actuales, sino también una poderosa fe en un final optimista de su futuro destino. Cada individuo sabe de manera innata que en algún lugar existe un "cuerno de oro" al final de su arco iris. Para llegar a él, el hombre desea atravesar las tormentas de la vida de las que emerge como "capitán de su propio barco". Las pruebas y adversidades que se procura y conserva son sólo las olas de los mares por los que viaja hacia su tierra prometida. La superación de un obstáculo en el camino hacia el objetivo idealista le acerca a uno a la playa. Resulta obvio que los ideales de felicidad son muchos y variados. Es por ello que cada individuo tiene el espacio y las opciones suficientes para personalizar a su manera el ideal particular que le aportará la más fantástica sensación de alegría y satisfacción. En lenguaje astrológico, el cuerno de oro se conoce como la Parte de la Fortuna. Es mediante la expresión de este punto que uno se siente más como en casa y es consciente de su posición correcta en la vida. La Parte de la Fortuna es también el punto mediante el cual uno se siente enraizado en el centro de su ser. En ocasiones puede tardarse toda una existencia en conseguir los objetivos e ideales de una vida. Para aquellos afortunados que logran esa dorada vibración en un momento temprano de su existencia, debería existir mucha lucha comprimida en un periodo de tiempo relativamente corto. Así, está claro que la Parte de la Fortuna funciona mejor para un individuo en la segunda mitad de su vida que durante su juventud. A causa de su carácter peculiar y de la promesa de tanto bien como pueda abarcarse, la Parte de la Fortuna representa ese lugar del Horóscopo en el que, en su interior, el individuo sabe que no debe comprometer sus ideales. No sólo lucha contra sus propios conflictos, sino con los de la gente que le rodea para experimentar interiormente y expresar de puertas afuera toda la belleza de lo que sabe que es posible.
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El Signo solar representa los factores que constituyen la esencia del individuo -un don- que hacen de la persona únicamente ella misma. Mediante el Signo lunar, uno aprende a adaptarse al mundo cambiante. La Luna es el almacén de los hábitos adquiridos para sobrevivir. El hombre se mide con respecto al mundo en que vive y trata de mantener un equilibrio entre las necesidades que sustentarán su Signo solar y aquellas que la sociedad permite satisfacer en un momento dado. A través de su Signo lunar, uno considera las necesidades y opiniones de otras personas, y mediante respuestas significativas a ellos, los sostiene a ambos (él mismo y los demás). El equilibrio entre las emociones, experimentado por la Luna, y las necesidades del Sol, y su integración, forman un nuevo sentido de ser que capacita al individuo a experimentar en la vida un objetivo simple y directo. El sentido de ser abre al individuo a una conciencia de los ideales que estructuran la dirección y el objetivo. mecerse los extremos opuestos. La ley del tres está siempre presente en astrología. Cada Signo del Zodiaco está dividido en tres decanatos, hay treinta grados para cada Signo -tres veces diez-, cada cuadrante del Zodiaco contiene tres fases, existen tres cualidades para los elementos: Cardinal, Fijo y Mutable. La geometría, con lo cual la astrología está directamente relacionada, permite al hombre construir el triángulo físico que es la forma arquitectónica más resistente para un individuo. El Ascendente es el tercer factor que equilibra los Signos solar y lunar. Todas las energías planetarias se experimentan y expresan a través del Ascendente. Es aquí, particularmente, que la pugna entre el Sol y la Luna se sentirá con más fuerza. Aquí, uno desarrolla la personalidad que le permite ocuparse cómodamente de necesidades y sentimientos. Las dificultades experimentadas al afrontar circunstancias externas generalmente fuerza a la mayoría de la gente a utilizar el Ascendente para armonizar las energías de la Luna a expensas de las del Sol. De este modo, la personalidad desarrollada en el Ascendente también se usa como fachada mediadora para templar todo lo que un individuo siente y todo cuanto cree que los otros piensan que debería sentir. Eso concentra gran atención en la Luna, pero en realidad dice muy poco de necesidades del Signo solar. Cuando la personalidad, simbolizada por el Ascendente, y el si mismo emocional o habitual, simbolizado por la Luna, pueden dominar al Sol, estamos frente a una situación en la que la base de la pirámide es considerada más importante que el vértice. La base existe para soportar el vértice, y no al revés. Para reajustar el equilibrio, un individuo debe ser más consciente del poder de su Signo solar.  Al igual que el planeta Júpiter, la Parte de la Fortuna también promete abundancia. Sin embargo, en sentido nato comprende mucho más del ser del individuo que cualquier planeta en concreto. Pone en armonía al sujeto con el medio en el que le será más fácil triunfar y define para cada uno dónde estará su particular y singular éxito. También muestra la necesidad más fuerte de una persona, mediante la definición de la tónica en que vibra todo su ser.

FUENTE,,,Astrologiapsicologiaholistica.,,,LOS DIOSES DE LA SINCRONICIDAD

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