jueves, 20 de enero de 2011

ANA DE MENDOZA, PRINCESA DE EBOLI



CARTA NATAL Y TRANSITOS DEL DIA DE SU MUERTE
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astrólogohttp://www.nachoares.com/princesa/prota.html#cartastralhttp://www.aache.com/alcarrians/eboli.htm______________________________________-http://es.wikipedia.org/wiki/Ana_de_Mendoza_y_de_la_Cerda


Doña Ana pertenecía a una de las familias castellanas más poderosas de la época: los Mendoza. Hija única del matrimonio entre don Diego Hurtado de Mendoza y de la Cerda, virrey de Aragón y también de Cataluña, y doña Catalina de Silva, se casó a la edad de doce años (1552) con Ruy Gómez de Silva, por recomendación del príncipe Felipe, futuro Felipe II; su marido era príncipe de Éboli (ciudad ubicada en el Reino de Nápoles) y ministro del rey. Los compromisos de Ruy motivaron su presencia en Inglaterra por lo que los cinco primeros años de matrimonio, apenas estuvieron tres meses los cónyuges juntos.

Fue una de las mujeres de más talento de su época, y aunque perdió un ojo a causa de un entrenamiento de esgrima, se la estimaba como una de las damas más hermosas de la corte española. Entre las teorías que se barajan sobre la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro, quizá no fuese tuerta sino bizca, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. En cualquier caso, su defecto no restaba belleza a su rostro; su carácter altivo y su amor por el lujo se convirtieron en su mejor etiqueta de presentación, y ejerció una gran influencia en la corte.

Matrimonio e hijos

Durante el periodo de su matrimonio la vida de Ana fue estable y no se le conocen andanzas ni problemas. Tuvieron diez hijos:

Diego (c.1558-1563)

Ana de Silva y Mendoza (1560-1610), mujer de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Zúñiga, VIII duque de Medina-Sidonia.

Rodrigo de Silva y Mendoza (1562-1596)

Pedro de Silva y Mendoza (c. 1563): Muerto de niño.

Diego de Silva y Mendoza (1564-1630)

Ruy de Silva y Mendoza (1565-¿?)

Fernando de Silva y Mendoza, luego Fray Pedro González de Mendoza (1570-1639)

María de Mendoza y María de Silva (c. 1570): gemelas o mellizas, muertas de niñas.

Ana de Silva y Mendoza (1573-1614)
Conflicto con Teresa de Jesús

Solicitó junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, provocando así numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las carmelitas descalzas. Ruy Gómez de Silva puso paz, pero cuando este murió volvieron los problemas, ya que la princesa quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de esta celda y se fue a una casa ubicada en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar sus lujosos vestidos y sus joyas, además de tener comunicación directa con la calle, pudiendo salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa, todas las monjas se fueron del convento y abandonaron Pastrana, dejando sóla a Ana. Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid no sin antes publicar la autobiografía de Teresa de forma tergiversada, lo que produjo el alzamiento de escándalo por parte de la Inquisión que prohibió la obra durante diez años.

Tras la muerte de Ruy Gómez de Silva
Tras la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva en 1573, Ana se vio obligada a disponer de un amplio patrimonio y durante el resto de su vida tuvo una existencia problemática. Gracias a su influyente apellido, consiguió una posición desahogada para sus hijos. Su hija mayor Ana casaría con el hijo del poderoso Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia; el siguiente, Rodrigo, heredaría el ducado de Pastrana; Diego sería duque de Francavilla, virrey de Portugal y marqués de Allenquer. A su hijo Fernando, ante la posibilidad de llegar a cardenal, le hicieron entrar en religión; pero éste escogió ser franciscano cambiando su nombre a Fray Pedro González de Mendoza (como su tatarabuelo el Gran Cardenal Mendoza) y llegaría a ser arzobispo.

La corte de Felipe II y sus intrigas
Debido a su alta posición, mantenía relaciones cercanas con el primero príncipe y luego rey Felipe II, lo que animó a varios a catalogarla como amante del rey, principalmente durante el matrimonio de éste con la joven Isabel de Valois, de la cual fue amiga. Lo que sí parece seguro es que, una vez viuda (1573) sostuvo relaciones con Antonio Pérez, secretario del rey. Antonio era seis años mayor que ella y no se sabe realmente si lo suyo fue simplemente una cuestión de amor, de política o de búsqueda de un apoyo que le faltaba desde que muriera su marido. Estas relaciones fueron descubiertas por Juan de Escobedo, secretario de don Juan de Austria, además de que mantenía contactos con los rebeldes holandeses. Antonio Pérez, temeroso de que revelase el secreto, la denunció ante el rey de graves manejos políticos y Escobedo apareció muerto a estocadas, de lo que la opinión pública acusó a Pérez, pero pasó un año hasta que el rey dispuso su detención. Los motivos de la intriga que llevaron al asesinato de Escobedo y a la caída de la princesa no son claros. Parece probable, junto a la posible revelación de la relación amorosa entre Ana y Antonio Pérez, también la existencia de otros motivos, como una intriga compleja de ambos acerca de la sucesión al trono vacante de Portugal y contra don Juan de Austria en su intento de casarse con María Estuardo.

El encierro
La princesa fue encerrada por Felipe II en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde morirá atendida por su hija menor Ana de Silva (llamada Ana como la hija mayor de la Princesa, se haría monja luego) y tres criadas. Es muy conocido en dicho palacio el balcón enrejado que da a la plaza de la Hora, donde se asomaba la princesa melancólica. Tras la fuga de Antonio Pérez a Aragón en 1590, Felipe II mandó poner rejas en puertas y ventanas del Palacio Ducal.

Villa ducal de Pastrana, lugar del encierro de la princesa de Éboli

No está tampoco muy claro el porqué de la actitud cruel de Felipe II para con Ana, quien en sus cartas llamaba "primo" al monarca y le pedía en una de ellas "que la protegiese como caballero". Felipe II se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura y desproporcionada, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas su hijo Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.

Falleció en dicha localidad en 1592. Ana y Ruy están enterrados juntos en la Colegiata de Pastrana


**************************************************************************************** CARTA ASTRAL DE LA PRINCESA DE EBOLI interpretacion por JULIO ANTONIO LOPEZ

astrologo
Rasgos fundamentales de su carta astral

Nos hallamos ante una nativa del lunático signo de Cáncer, que ya de por sí es uno de los que favorece una vida interior más rica, profunda, compleja y complicada del Zodíaco, y que puede ser especialmente negativo cuando las energías emocionales de la persona están mal e inadecuadamente canalizadas, como sin duda ocurriría en este caso.Efectivamente, la princesa de Éboli nació bajo las influencias de una carta astrológica francamente tensa y afligida. En efecto, Ana de Mendoza tuvo la desgracia de venir al mundo bajo las influencias de un mapa celeste singularmente tenso, marcado por severas y graves aflicciones.El Sol está en Cáncer, pero forma duras y tensas cuadraturas con los dos planetas maléficos: Marte y Saturno, también con Neptuno y los Nodos de la Luna, y posiblemente también con la misma Luna .Por otro lado los astros maléficos Marte y Saturno forman una estrecha conjunción entre sí, potenciándose la negatividad, y ambos también lo hacen con el Nodo Sur; y finalmente todos ellos forman una oposición con Neptuno.Cualquiera que conozca algo de astrología sabe que se trata de posiciones planetarias verdaderamente duras y malas, que no solamente confirman que resulta totalmente lógico que la Princesa viviese una existencia muy desafortunada, tal como la historia nos ha confirmado, sino que también sugerirían que fue una mujer que sufrió muchísimo interiormente, así como también en su vida sentimental.Sin embargo, el reverso de esta situación, es decir el hecho de que llegase a lo más alto mientras fue la esposa de Ruy Gómez, quizás podríamos encajarlo en la ubicación de los benéficos Venus y Júpiter, así como también de Urano en el regio signo de Leo, lo que es indudablemente una constelación altamente benéfica y afortunada, aunque al mismo tiempo también aislada en medio de una carta astral que contenía durísimas y graves aflicciones cósmicas, y hablaría de una persona que tuvo una existencia de grandes sufrimientos y aflicciones, pero también al mismo tiempo en un periodo de su vida fue muy afortunada o llegó muy lejos.

EL SIGNO DE CANCER

Para poder acercarnos un poco más al fondo más íntimo o auténtico de esta mujer tan especial y singular de la época de Felipe II vamos a estudiar su signo solar: El lunático Cáncer.La astrología nos describe a Cáncer mediante la simbólica figura de un cangrejo o un escarabajo, ambos tienen en común el ser animales acorazados, se encuentran protegidos y defendidos por una dura coraza, de lo que resulta que exteriormente son duros y hasta incluso atemorizan, pero por dentro son blandos y vulnerables, siendo esa su auténtica realidad espiritual y humana.En realidad no sólo no estamos ante una personalidad fuerte o dura sino que seguramente éste es el signo más sensible y vulnerable de los doce, que se encuentra bajo la regencia de la Luna, el astro femenino por excelencia, reina de la noche y del mundo de los sueños.La clara conciencia de su debilidad y vulnerabilidad lleva a los nativos de Cáncer a protegerse del exterior de muchas formas, o lo que es lo mismo, con muchos tipos de corazas. La primera de ellas y la más importante es la tendencia a refugiarse en el hogar y la familia. Son los seres más hogareños e intimistas del zodiaco, introvertidos y poco amigos de la vida mundana. En su hogar viven su vida solos o entre sus seres queridos, pero al mismo tiempo también se protegen y defienden de un mundo exterior incierto y peligroso, como si de una fortaleza amurallada se tratara.Pero también hay otros tipos de corazas más relacionadas con la propia persona. Estos seres tan emocionales, soñadores y sensibles suelen mostrarse exteriormente más bien fríos y distantes, cerrados o introvertidos, e incluso en ocasiones secos y cortantes. A pesar de ser tan fantasiosos y soñadores pueden mostrar al exterior una personalidad aparentemente muy pragmática y realista, para así esconder ante los demás su auténtica naturaleza. Podríamos reconocer algunos casos de este tipo, como el primer ministro francés Mazarino, en el siglo XVII, o en el líder soviético Andreí Gromyko en el siglo XX, o más en la actualidad el presidente norteamericano George Bush.Finalmente, otro tipo de coraza que también suele ser muy habitual en los cancerianos es cultivar una apariencia exterior impresionante o intimidante, una fuerte musculatura y una personalidad agresiva y atemorizadora. Podemos reconocer esto en los actores Yul Brinner, Tom Cruise o Sylvester Stallone o del campeón de boxeo Mike Tysson En la historia podemos también reconocerlo en el líder de la independencia italiana Giusseppe Garibaldi o en el mismísimo Julio César.Pero no hay que engañarse, detrás de esas corazas se encuentran personas altamente sensibles y en muchos aspectos débiles. Cáncer es un signo especialmente difícil para un hombre, aunque más apropiado para una mujer, ya que las características del mismo, así como sus principales valores y defectos, son fundamentalmente femeninos. Nos hallamos ante personas dominadas por el mundo de los sentimientos.Cuando este torrente emocional se encuentra bien canalizado entonces se podrá esperar lo mejor de la persona, ya que le proporcionará una enorme fuerza y motivación para realizar grandes cosas y vivir una existencia fecunda y plena de sentido. Éste sería el caso de Julio César, san Juan de la Cruz, Pedro Pablo Rubens o el mismo Mazarino, que se encuentran entre los mejores nativos de Cáncer. Sin embargo, cuando ese universo de emociones, sentimientos e impulsos instintivos se encuentra mal canalizado nos mostrará el lado peor del signo, ése que suele conocerse como “temperamento lunático”, caracterizado por fuertes y constantes altibajos en el carácter y el temperamento, personas neuróticas y obsesivas, totalmente dominadas por sus humores momentáneos. Tristes ejemplos de esto tenemos en el rey inglés Enrique VIII o en la malograda princesa Diana de Gales.Pues bien, Ana de Mendoza fue sin duda una canceriana mal canalizada, fruto de un horóscopo natal sumamente afligido y negativo. Sin duda fue una mujer que sufrió muchísimo, incluso es probable que sufriera mucho más interiormente de lo que se vio por fuera.Debido a la influencia dominante de su signo Cáncer, tan afín a todo lo relacionado con la familia, debieron ser para ella terriblemente traumáticas las desavenencias y peleas entre sus padres, así como su separación final. Sin duda tuvo una influencia infeliz o traumática que debió influir de manera decisiva en los desatinos de su edad adulta, y al mismo tiempo quizás en esos desatinos tuvo mucho que ver una alocada búsqueda de afecto y cariño, o de otras cosas que lo sustituyesen.En su horóscopo natal podemos observar que el Sol forma una durísima cuadratura con los dos planetas considerados como más maléficos, Marte y Saturno, eso nos hace una idea de las terribles pruebas que le tocó vivir, y sobre todo del profundo sufrimiento íntimo que le causaron. Ese mismo Sol también forma otra cuadratura disonante con Neptuno, que al mismo tiempo recibe oposiciones de los anteriormente citados Marte y Saturno. Neptuno es el planeta de las ilusiones y los sueños, y en este caso indica que esas ilusiones y sueños, que en un principio fueron enormemente grandes y profundos, se transformaron luego después en atroces y amargos desengaños.Efectivamente, un Neptuno poderoso pero afligido es una de las influencias mas temidas y dolorosas, ya que atrae a la vida del nativo numerosas e importantes traiciones, jarros de agua fría y desengaños. Sin duda Ana de Mendoza se confió y entregó precisamente a las personas que más daño le podían hacer. Esa mujer emotiva e hipersensible, que de niña o adolescente debió albergar en su alma grandes y maravillosos sueños, ideales e ilusiones, vio luego después cómo todos ellos se hacían añicos y se transformaban en terribles desengaños o traiciones. De este modo, las personas que más amó, o en las que más confió, eran luego las que le “apuñalaban” por la espalda y las que le llevaron a su ruina final.Por otro lado, una cuadratura disonante del Sol con Marte y Saturno es signo seguro de una vida rica en siniestros, desgracias, reverses y fracasos en el ámbito material y social. Vivencias tales como la viudez, el encarcelamiento o las desgracias familiares son totalmente lógicas, coherentes y previsibles con esa posición astral, en realidad lo anormal hubiera sido lo contrario.Además, en el caso de la princesa de Éboli no sólo es una tendencia que aparece clara en su carta astral sino que se trata de algo totalmente “kármico” y de destino. Efectivamente, eso es lo que indica la conjunción de los maléficos Marte y Saturno con el Nodo Sur de la Luna. Precisamente los Nodos lunares están considerados como una posición astrológica que tiene muchísima relación con la reencarnación, el karma y las vidas anteriores, y por tanto la desgraciada vida de esta Princesa no sólo está plenamente justificada en su carta astral, a causa de esa terrible conjunción Marte-Saturno disonante con su Sol natal y con Neptuno, sino que además era algo “que tenía que ocurrir”, algo a lo que venía predestinada y que poco o nada hubiese podido hacer para cambiarlo.En definitiva, nos hallamos ante una nativa de Cáncer, pero con un Sol fuerte y gravemente afligido, casi garantizando que esta persona mostró el lado más oscuro o negativo de su personalidad astrológica. Una persona que se vio sometida a terribles sufrimientos, tanto físicos como emocionales, tanto en su vida mundana como íntima.Además, otro de los significados o interpretaciones que se pueden extraer de las durísimas posiciones planetarias de su nacimiento, es que la princesa de Éboli fue, probablemente, una “mala” persona, o quizás una persona llena de sensibilidad y ansias de afecto para con ella misma, pero un ser terrible para con sus semejantes. No podemos afirmar esto con total seguridad, pero realmente es bastante probable. Y es que también se ha demostrado que existe un paralelismo entre la calidad ética y humana de un nativo y sus posiciones planetarias. Así, cuando el Sol natal de una persona está armoniosamente situado y forma buenos aspectos con planetas benéficos, entonces estaremos ante una persona buena y generosa. Pero cuando sucede un caso como el que estamos viendo, con un Sol muy afligido y formando graves disonancias con los planetas más duros, entonces la experiencia demuestra que suele dar personas malas o peligrosas, caracteres sumamente fuertes y duros, destructivos o autodestructivos.Por tanto, de todo esto se puede deducir, aunque no afirmar de forma tajante, que una gran cantidad de males que la historia atribuye a este personaje, y por los cuales terminarla dando con sus huesos en la cárcel, pudieron ser realmente ciertos. Probablemente pudo dejarse arrastrar por personas que la aconsejaron mal, pero también por terribles ambiciones y delirios de grandeza. Es probable que interiormente le dominaran violentos instintos, e incluso en muchas ocasiones sentimientos negativos de odio, celos o venganza. Todo esto es perfectamente posible según su carta astral, en donde puede verse claramente un Sol afligido por los dos planetas de peor fama: Marte y Saturno. Todas estas cosas la equipararían a una especie de “mujer fatal”, pero según sus graves aflicciones planetarias. Eso es verdaderamente lo que fue.

Vida sentimentalUna persona con aflicciones planetarias tan graves en su nacimiento, como es el caso de la princesa de Éboli, es prácticamente imposible que haya sido feliz. Quizás pudo serlo durante un tiempo, pero seguido de un terrible desengaño o batacazo final.Por desgracia, el Sol tan terriblemente afligido en el nacimiento de Ana de Mendoza tiene una significación tan negativa o dramática que su radio de acción puede extenderse a todos los campos de su vida. Y es que en astrología el Sol es el astro más importante, es el dador de vida. Cuando aparece gravemente afligido su influencia negativa se extiende de manera general a todos los ámbitos de la vida de la persona, aunque alguno de ellos parezca en apariencia más perjudicado que los otros.Sin embargo, ya hemos visto anteriormente que estamos ante una persona un poco ambivalente según los astros. Aunque está bien claro que las graves aflicciones solares son las que predominan y marcan las tendencias principales, sin embargo, también existen otras posiciones astrales teoricamente mucho más favorables, como la posición en Leo de los benéficos Venus y Júpiter. Eso explicaría también porque esta mujer tuvo una época de su vida mucho más afortunada, o al menos eso parece, mientras estuvo casada con el Príncipe de Eboli, primer ministro de Felipe II.Concretamente, la posición de Venus en Leo pudo atraer a su vida el amor, o en su caso la amistad sincera, de personas muy brillantes o importantes, desde el mismo Ruy Gómez, que fue su marido, hasta el propio Rey Felipe 11 o su hermanastro, don Juan de Austria, o el famoso Antonio Pérez. Esa posición de Venus en Leo explicarla, en parte, la época tan triunfal y brillante de Ana de Mendoza en sus años juveniles. Confirmaría también que pudo ser una mujer muy atractiva o magnética para el sexo opuesto, y seducir a las principales figuras de la política española de entonces, o por lo menos influir en ellas.Pero aunque hubiera tenido el amor de todos ellos juntos podemos afirmar, casi de manera rotunda, que no fue una mujer feliz, no se sintió afortunada en el amor, no tuvo la posibilidad de vivir la vida que deseaba, o incluso no fue correspondida por la persona que verdaderamente amaba.Es muy probable que la relación con su marido no fuera un ejemplo de matrimonio feliz. Sin duda fue una unión de conveniencia, aunque gracias a ella tuvo la posibilidad de vivir su mejor momento. Además, entre ellos había una considerable diferencia de edad, de manera que cuando se casaron, en 1553, ella era aún una niña y él un hombre maduro, y cuando el príncipe de Éboli murió, en 1573, tenía 57 años, mientras que ella tenía solo 33. Teniendo en cuenta el período histórico en el que sucedió esto, el siglo XVI, un hombre en la cincuentena debía ser casi un “anciano”. Además él era el primer ministro de Felipe II, y por tanto debió ser un hombre frío, calculador, reservado, sensato y controlado, mientras que ella era una mujer apasionada, emocional e inestable, como demostró claramente en su viudez. Todo ello nos hace sospechar que no debió ser un matrimonio demasiado feliz.Por lo demás, su unión con Antonio Pérez, si nos atenemos a las consecuencias, fue un verdadero desastre y la futura causa de su ruina. Lo más probable es que él la utilizara, o que se utilizaran mutuamente para sus fines. Pero en caso de que no fuese así ella debió sentirse profundamente traicionada, o ver cómo sus sentimientos le llevaban a la desgracia.Respecto a sus posible amor o amistad con el Rey Felipe II tuvo que ser dolorosísimo para ella ver cómo alguien a quien había amado o estimado la llevaba a la cárcel sin ninguna clase de misericordia y además iba endureciendo su prisión cada vez más.En lo que respecta a don Juan de Austria, éste era uno de los hombres más deseados y atractivos de su tiempo. Si tuvo algún tipo de relación con la de Éboli sin duda debió ser una aventura. Por ello, en el caso de que ella sintiese algún amor por este hombre tan heroico y atractivo, está claro que no fue correspondido, con lo cual tenemos aquí otro motivo de sufrimiento.De todos modos, todo esto son conjeturas pero lo que si aparece bien claro en su carta astral es que estamos ante una mujer potencialmente muy desgraciada e ínfeliL Todo lo que incialmente le causó esperanza e ilusión le trajo posteriormente lágrimas. Y no cabe duda de que los últimos años de su vida debieron ser verdaderamente terribles, encarcelada en Pastrana y con todos sus grandes sueños e ilusiones convertidos en ceniza. No sería exagerado afirmar que la muerte debió ser para ella una liberación del dolor y sufrimiento, incluso es muy probable que la deseara ardientemente.

INTELECTO

La posición de Mercurio en Géminis indica que Ana de Mendoza fue, en realidad, una mujer muy inteligente, hábil y astuta; es muy probable que su inteligencia fuera superior a la normal. Su gran problema es que en casi todas las ocasiones no pensaba con la cabeza sino con el corazón. Y es que ante todo nos hallamos ante una persona muy emocional y también muy impulsiva, dominada por violentos instintos y también por un inconsciente muy poderoso. En ella el corazón imperaba claramente sobre la cabeza, y eso le llevó a cometer muchos e importantes errores. Pero en realidad era una mujer muy inteligente y perfectamente consciente de la realidad.También tenía un lado muy intuitivo, debido a la fuerte posición de Neptuno. Pero ese lado intuitivo debió ser, precisamente, el que la llevó al desastre, puesto que Neptuno se encuentra muy afligido en su nacimiento. Probablemente sus sueños y corazonadas, aunque en algunos aspectos fueran acertadas, finalmente le llevaron a meterse en la boca del lobo y buscarse su propia desgracia.Sin duda tenía excelentes aptitudes intelectuales, pero en realidad le sirvieron de muy poco para su ajetreada vida, porque era el corazón y no la cabeza el que tenía el timón de la misma. En realidad casi pudieron servirle más para ver con gran lucidez cómo se aproximaba su propia desgracia.

VOLUNTAD

También Ana de Mendoza fue una mujer activa y voluntariosa, el problema es que canalizaba francamente mal sus energías, y en ese sentido resultaban mucho más destructivas que constructivas. Aquí podemos encontrar otro de los mayores problemas de su carta astral.Un claro ejemplo de esto es la nefasta conjunción entre Marte y Saturno, que resulta mucho más nefasta aun porque forma un aspecto disonante con el Sol y también porque forma conjunción con el Nodo Sur de la Luna. Pues bien, la astrología nos enseña que el Sol y Marte son los astros relacionados con la voluntad, la energía vital y la actividad, pero al encontrarse en una posición tan francamente disonante estas energías actúan de un modo mucho más destructivo o tienden a paralizarse y bloquearse.Así mismo, un Sol seriamente afligido por planetas maléficos puede indicar que la persona tiene una “mala voluntad”, cosa que ocurre muy a menudo, o que sus propios actos e iniciativas le llevan a la destrucción.Sol y Marte muy afligidos también señalan que el nativo tiene enemigos, ya secretos o declarados, que se oponen frontalmente a su voluntad o incluso luchan activamente contra ella. Por tanto es indicativo de un destino muy adverso, en el que la persona puede conocer el fracaso o la fatalidad.Incluso si nos atenemos al simbolismo astrológico hasta incluso podríamos afinar que fue muy positivo que la Princesa de Éboli no naciera hombre, ya que las peores configuraciones de su carta astral son, precisamente, las que se relacionan con el Sol y Marte, es decir, los planetas masculinos. Por tanto, podríamos deducir de ello que si hubiera nacido hombre es muy probable que su destino hubiera sido mucho peor o más violento. Pero por otro lado también podemos deducir que fueron los hombres, como ya sabemos, los que la llevaron a su ruina y a su dramático final.Sin embargo, merece la pena comentar la posición de Plutón en su carta astral, formando muy buenos aspectos con una gran cantidad de planetas. Esto indica que la princesa era una mujer poseedora de una enorme energía, resistencia y capacidad de regeneración interior. A pesar de su carácter soñador, sensible e inestable, también era una persona capaz de crecerse en los momentos más difíciles y resurgir de sus cenizas como el Ave Fénix. En las situaciones más críticas daba lo mejor de sí misma. Probablemente, a lo largo de su durísima vida tuvo oportunidad de descubrir que era una mujer mucho más fuerte y dura de lo que ella misma se creía. También es muy probable que soportara su terrible sufrimiento final, encerrada en su prisión, mucho más airosamente de lo que ella misma creería ser capaz.El buen aspecto que Plutón forma con Marte y Saturno indica que probablemente en el final de su vida supo aprender de su errores y darse cuenta de lo mal que enfocó su vida, incluso es probable que en esos años postreros llegase a alcanzar una gran evolución o madurez espiritual y humana. Seguramente en sus últimos años fue capaz de entender su dolor y sufrimiento.

ESPIRITUALIDAD

Con este análisis vamos a finalizar este breve acercamiento a la figura de la Princesa tuerta.Aunque sabemos que una vez viuda intentó meterse a la vida religiosa, en realidad nos hallamos ante una persona que ha nacido bajo un horóscopo notablemente afligido, y eso también tiene sus consecuencias hasta incluso en el plano espiritual.Júpiter y Neptuno son los planetas más vinculados con los asuntos espirituales. Y en cuanto a Neptuno ya hemos visto anteriormente que se encontraba muy afligido en su nacimiento, por ello lo más probable es que sus ideas y sentimientos espirituales fueran bastante erróneos, imperfectos o irracionales, obedeciendo a impulsos del instinto o del corazón, o a intuiciones disparatadas.Por otro lado Júpiter se encontraba en Leo. Eso indica que nos bailamos ante una persona con notables delirios de grandeza, tanto en el ámbito mundano como en el espiritual. Seguramente por eso se enfrentó con santa Teresa y la ninguneó. Probablemente se creía una santa, mucho mejor y más espiritual que todos los que la rodeaban.Aparte de todo esto, las profundas y numerosas disonancias de su carta astral tuvieron que dificultar gravemente que la princesa pudiera alcanzar una verdadera espiritualidad, o simplemente un estado de serenidad y paz interior.Tal vez fue al final de su vida, ya con sus ilusiones convertidas en ceniza y la lección de sus fracasos bien aprendida, cuando pudo aproximarse a un estado de auténtica espiritualidad y conseguir una verdadera evolución como ser humano, pero en ningún caso en sus años juveniles o en la época en que quiso entrar en un convento.

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Muchas mujeres nobles y con grandes herencias, al quedar viudas y solas, eran encarceladas de por vida y CONFISCADOS TODOS SUS BIENES. que pasaban a manos del gobierno

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