sábado, 3 de octubre de 2009


Entendiendo todo este proceso karmicamente, una persona que tenga una gran necesidad de seguridad y protección, indica que ha tenido vidas en las cuales ha sido abandonada, o ha carecido de familia. Por lo tanto, cuando se ha carecido de algo o se ha perdido (por lo menos este núcleo que es tan importante, el familiar, donde normalmente nos formamos y adquirimos una determinada seguridad dentro toda nuestra vida y nuestro crecimiento) los karmas de la Luna asociados a la retrogradación traen experiencias de abandono, karmas con relación a la paternidad y maternidad. Cuando existe una Luna bastante activada por planetas retrógrados y se hace una regresión a vidas pasadas, generalmente emergen temas relacionados con la pérdida de hijos, muerte, otras veces, abandonos. Siempre surgen imágenes que retornan una y otra vez sobre estas visiones de carencia de vidas pasadas.


Imaginemos la psique de un niño, quien durante dos o tres vidas pasadas perdió a la madre o la familia fue disuelta; reencarnará con una necesidad enorme de cuidado, cariño, atención y un temor paralizante al salir sólo al mundo. Cualquiera de estas posibilidades expresan la misma dinámica, es decir, alguien que tenga una sed enorme de atención, cariño y amparo, está marcado por las pautas familiares, si hace algo que no está de acuerdo con los cánones de la familia siente que pierde el amor y es el recuerdo inconsciente del abandono que retorna. Pero también se puede dar el caso opuesto: como ha vivido muchas vidas de pérdida familiar, el alma, hoy, puede no querer atarse a ninguna imagen familiar. En el inconsciente continúa la llaga viva de la pérdida familiar, por lo que al crear lazos está implícito el abandono. Esto se manifiesta en grandes tensiones, peleas, confrontaciones a nivel de clan. Cualquiera de las dos polaridades son posibles en el caso de este complejo (generalmente, en el primer caso se encuentra Saturno y en el segundo, Urano).


La Luna es por excelencia el planeta que lleva a la persona a sentir la necesidad de querer pertenecer a una familia y posteriormente formar una familia, “pertenecer a” es la palabra clave. Ese sentimiento de pertenencia, cuando se manifiesta el complejo materno, se encuentra completamente bloqueado, y de allí que puede generar problemas en el matrimonio o las relaciones de compromiso.

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