domingo, 18 de octubre de 2009

PLUTON



Durante mucho tiempo se ha hablado mal de Plutón: se le consideraba el gran
destructor y el causante de efectos terribles y catastróficos. Allí donde aparecieran
pasiones, actos instintivos o agresiones, se atribuía algún papel a Plutón. Lejos de este
tipo de consideraciones parciales, hoy se conoce más la dimensión espiritual que se
encuentra detrás de todo esto.
Plutón siempre tiene que ver con el poder o con la violencia, y su efecto se entiende
bien con la frase de Lao Tsé: «El poder acaba donde empieza la violencia». La
violencia es poder mecánico exterior. Cuando la violencia aparece, el motivo es
siempre egocéntrico. Como el resto de planetas espirituales, Plutón no tolera
motivaciones personales. No se trata de mí o de otras personas sino de conocimiento,
de experiencia y crecimiento en sentido espiritual. Si en el funcionamiento de los
planetas espirituales se mezclan motivaciones personales, éstos se comportan de
forma destructiva según sus cualidades correspondientes: Neptuno mediante la
disolución y las situaciones sin límites. En concreto, mediante todo tipo de adicciones
y mediante la lenta desintegración de la estructura de la personalidad. Urano destruye
convirtiéndose en una exasperante máquina hipercrítica, asfixiando la vida con
métodos y sistemas rígidos. La enfermedad clásica de Urano es la tecnofilia. Plutón
destruye lo viejo para que pueda surgir lo nuevo. Destruye todo lo que se opone al
crecimiento interior.
Plutón, la imagen-guía interior
En realidad, Plutón tiene que ver con lo más elevado, con el yo espiritual, con una
instancia espiritual, con la imagen del hombre superior que está profundamente oculta
en nuestro interior: una imagen que sólo podemos intentar alcanzar mediante un
intenso esfuerzo espiritual. Plutón representa la voluntad superior central que nos
motiva enérgicamente y nuestra fuerza interior más intensa. Plutón muestra en qué
medida estamos dispuestos a cambiar nuestro ser y si somos capaces de hacerlo.
Puede influenciarnos intensamente y, a lo largo de la vida, puede producir cambios
importantes en nuestra personalidad: verdaderas metamorfosis (transformaciones de la
forma).
Como imagen-guía central interior, enigmáticamente, Plutón nos da una idea (muy
perfecta) de lo que podemos alcanzar como individualidades y también la idea
trascendental de Dios. Es muy frecuente (sobre todo en personas inclinadas hacia lo
místico) experimentar el propio ser interior como un tú, esto es, como un ser superior
distinto a uno mismo por el que se siente una gran admiración. Entonces se establece
una relación consciente con ese tú, viéndolo como un tú y no como algo perteneciente
a uno mismo, lo cual ocasiona un estancamiento espiritual. No se entiende que, para
poder utilizar las cualidades propias en favor del prójimo en la vida, hay que
identificarse con ese tú.
La posición de Plutón en el horóscopo representa la imagen-guía espiritual de padre y
depende de la figura o rol que el padre representa y el hijo observa.
Da información
sobre las posibles influencias del entorno en el desarrollo de la imagen-guía de padre
o sobre la libre voluntad interior de la persona. En este último caso, Plutón representa
una fuerza intensa que proviene de lo más interior y quiere crecer hacia fuera. Es el
poder de autodesarrollo del yo y, a la vez, una cualidad esencial propia. En otros casos
se trata de una voluntad influenciada desde el exterior.
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